Sacerdotes Pederastas

En su reciente edición la revista Emeequis publicó un extenso y documentado reportaje donde resalta que el país de no pasa nada, mejor conocido como México, ha servido de refugio de sacerdotes pederastas. Se dice que, la reacción en la gran mayoría de las diócesis católicas cuando se acusa o comprueba que uno de los sacerdotes cometió un abuso sexual contra menores de edad es cambiarlo, sacarlo de ahí y esconder las cosas. Así ha sido por décadas. En particular en Estados Unidos, el país que ha concentrado en los últimos 10 años el mayor número de los 3 mil expedientes registrados de estos delitos, según ha reconocido hace unos días el propio Vaticano. La cercanía de México con Estados Unidos, en este caso, también nos ha lastimado. Decenas y decenas de sacerdotes a los que se ha demando legalmente han hallado la salida fácil: huir a México, donde la jerarquía eclesiástica les ha dado cobijo y les ha permitido seguir ejerciendo.

Por Martina Brüke / Emeequis

Uno de los efectos laterales de las cientos de acusaciones contra sacerdotes de la Iglesia católica por haber cometido abusos sexuales en contra de menores de edad ha pasado prácticamente inadvertido: decenas de religiosos demandados ante las cortes de todo Estados Unidos han hallado un refugio tan seguro que la gran mayoría ha evitado la cárcel o el pago de millonarias indemnizaciones: México.

Ante las acusaciones por pederastia que han sacudido a la Iglesia católica en todo el mundo, pero destacadamente Estados Unidos y México, las autoridades religiosas ocultaron el problema y desestimaron la magnitud del problema y se limitaron a trasladar a los sacerdotes de una diócesis a otra, de un estado a otro o de una nación a otra.

Así, se ha establecido un intercambio internacional de curas acusados de cometer pederastia, y México ha acogido a varios de ellos para que puedan evadir las demandas y seguir ejerciendo sus tareas religiosas.

“El problema es que muchos sacerdotes han vivido en Estados Unidos y fueron denunciados por abuso sexual contra niños y adolescentes, pero ya sea antes o después de haberlos demandado ante las instancias legales, los oficiales eclesiásticos los movieron de arquidiócesis, dentro o fuera del país, y en muchos de los casos a México, donde les han proporcionado licencia para continuar en el ministerio”, comenta Jeffrey Anderson, socio principal de Anderson & Associates, PA, una firma legal con sede Saint Paul, Minnesota.

Este abogado no es un improvisado que esté tomando ventaja de esta situación.
En sus 33 años de experiencia tiene en su haber más de 250 juicios en defensa de los derechos de los niños y ha representado desde principios de los años ochenta a cientos de sobrevivientes de abuso sexual cometidos por figuras eclesiásticas.

De hecho, Jeffrey Anderson fue uno de los primeros abogados en demandar en Estados Unidos a organizaciones religiosas con éxito: ha obtenido como resultado veredictos punitivos contra oficiales y miembros de la Iglesia por encubrir y proteger a sacerdotes pederastas.

Desde su despacho se elaboró la demanda interpuesta por Joaquín Aguilar contra el padre Nicolás Aguilar, por abuso sexual, y contra el cardenal Norberto Rivera por encubrimiento.

Y parte de su tarea ha sido tratar de localizar a los sacerdotes demandados en Estados Unidos que presuntamente han sido acogidos en México y siguen ejerciendo su labor religiosa.

Pero no ha tenido mucho éxito.

“En tres diferentes ocasiones viajé a México tratando de seguirles la pista a algunos de estos sacerdotes; desafortunadamente, sin resultados. Por ejemplo, el padre Nicolás Aguilar sigue oculto en alguna parte de la República Mexicana. En el caso de Theodhoro Baquedano Pech (acusado por abuso sexual a niños), supimos que estaba oficiando en Yucatán, así que viajé a ese estado y supe que estaba a cargo de una iglesia al lado de una escuela donde jugaban cientos de niños en el patio, pero me fue imposible lograr que Emilo Carlos Berlie Belaunzarán, entonces arzobispo de la Arquidiócesis de Yucatán, tomara cartas en el asunto”.

Anderson estableció comunicación con el arzobispo de Yucatán y lo puso al tanto de la situación del padre Baquedano. Berlie Belanzaurán, quien es recordado por haber servido de mensajero cuando los hermanos Arellano Félix buscaron el contacto con el nuncio apostólico de El Vaticano en México, se comprometió a atender la denuncia. Sin embargo, Baquedano no fue removido de su cargo.

En su última comunicación escrita con Berlie Belaunzarán, Anderson se lamenta por la actitud del arzobispo y lo responsabiliza por el daño que el padre Baquedano pudiera estar causando a los niños que tiene a su alrededor.

“Sin lugar a dudas, este sacerdote sigue ahí abusando de esos niños.
Resulta alarmante y frustrante porque estando en México no tengo ninguna capacidad legal de exponer a los oficiales eclesiásticos ni a los curas pederastas”, apunta Anderson.

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Entre las docenas de expedientes de la firma de Anderson, en el que hay demandas contra decenas de diócesis de Estados Unidos, como Las Vegas, Indianápolis, Green Bay, Los Ángeles, Chicago, Milwaukee, entre otras, destacan los casos de los siguientes sacerdotes acusados de abuso sexual contra niños y cuyos rastros llevan a México.

En el listado también se encuentran los casos reunidos por The Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP), una organización internacional de ayuda a víctimas de abuso sexual por miembros de la iglesia:

1.- Teodoro Baquedano-Pech
Durante su trabajo en la Arquidiócesis de San Francisco, California, abusó sexualmente de Silvia Chávez, quien tenía entonces 12 años, durante sus repetidas visitas a la casa de la niña, ya que se había presentado como consejero espiritual de la familia.

El abuso se cometió repetidamente entre 1967 y 1970, de acuerdo con la demanda interpuesta el 5 de noviembre de 2003.

En confesión, la niña le expuso al padre Baquedano-Pech su malestar por la situación, pero el sacerdote le respondió que lo hacía con otras niñas, que no se preocupara y, después de confesarla, abusó sexualmente de ella. La actividad delictiva se repitió en varias ocasiones más dentro de la casa familiar. La demanda en su contra se encuentra en la Suprema Corte de California, en la ciudad y condado de San Francisco. Se localizó en Yucatán, pero el arzobispo Carlos Emilio Berlie lo protegió. Hasta hace poco seguía oficiendo misa.

2.- José Luis Urbina, alias José Luis Urbana
Tiene una demanda en su contra por abuso sexual en la Suprema Corte de California, en el condado de Sacramento.
Cometió el delito del que se le acusa estando en servicio como sacerdote en la iglesia de Saint Joseph, en Yuba City, California.
El demandante alega haber sido víctima de abuso sexual y explotación sexual porparte del padre José Luis Urbina de los nueve a los 17 años.

3.- Fidencio Silva Flores
Después de un año de investigación, se libró la orden de aprehensión contra él bajo cargos de abuso sexual infantil.
El padre Fidencio Silva ofició en la iglesia Our Lady of Guadalupe, en Oxnard, California, de 1978 a 1986.
Silva huyó a México, a cuyas autoridades se pidió la extradición en 2002 cuando fue localizado ejerciendo el servicio religioso en el país.
La extradición no se otorgó.
La demanda fue interpuesta por ocho hombres entre los que se encuentran dos ejecutivos corporativos, un abogado y dos policías, quienes fueron abusados sexualmente por Silva cuando tenían entre 11 y 15 años y colaboraban como acólitos con el padre.
Silva sigue viviendo en México.

4.- Carlos Peralta
Padre salesiano de origen sudamericano.
A fines de los años noventa fue acusado de abusar sexualmente de cuatro niños en Chicago, Illinois.
Ahora radica en México.

5.- Michael S. Baker
Enfrenta una demanda colectiva de cuatro víctimas que sufrieron abuso sexual y explotación por parte del sacerdote cuando eran menores de edad y servían como acólitos bajo la supervisión y “guía” del padre Baker, en distintas entidades: Parroquia San Paul of the Cross, en Mirada, California; Iglesia Saint Hillary, en Pico Rivera, California; y la Parroquia Saint Elizabeth, en Van Nuys, California, donde el padre Michael S. Baker oficiaba y cometía abuso sexual bajo el amparo y conocimiento del cardenal Roger Mahony, según la demanda interpuesta en la Suprema Corte de California, condado de Los Ángeles.

6.- Nicolás Aguilar Rivera
Con una orden de arresto girada en su contra en 1998 por la Corte de California por el delito de abuso sexual de niños, el entonces padre Nicolás Aguilar voló a México.
Actualmente enfrenta una demanda por abuso sexual levantada en Puebla; las autoridades mexicanas lo buscan, pero sigue prófugo.

7.- Willebaldo Castro
El reverendo Willebaldo Castro estaba asociado a la iglesia de St. Mary of the Assumption, en Santa María, California. En enero de 1976 fue acusado de abusar sexualmente de un joven de 16 años.
Cuatro años después, Castro regresó a México.
Actualmente enfrenta otra demanda por abusar sexualmente de una menor en la iglesia St.Mary.

8.- Lucas Galván
El padre Lucas Galván oficiaba en la diócesis de Pueblo, Colorado, donde cometió el delito de abuso sexual a niños. Huyó a Argentina y se presume que actualmente es un sacerdote activo en México.

9.- Thomas A.Kane
El reverendo Thomas A. Kane dejó la diócesis de Worcester en 1993 después de haber recibido una demanda civil por abuso sexual a un niño de 9 años.
Los últimos cinco años se ha desempeñado como director de un instituto internacional para maestros en Guadalajara, Jalisco, según la SNAP.

10.- Francisco Javier García
El padre Francisco Javier García fue enviado desde México a Sacramento, California, donde fue acusado por el delito de abuso sexual a niños en 1995.
Huyó de regreso a México.

11.- José Briseño
El padre José Briceño oficiaba en Phoenix, Arizona.
Huyó a México luego de ser acusado por abuso sexual.

12.- Gerardo Beltrán
El padre Gerardo Beltrán oficiaba en Sacramento, California, donde cometió una serie de abusos sexuales.
En 1992 se liberó una orden de aprehensión en su contra y huyó a México, donde continuó su actividad eclesiástica.

13.- Gustavo Benson
El padre Gustavo Benson trabajaba como sacerdote en la Diócesis de San Bernardino, California, cuando fue acusado de abuso sexual a fines de 1980.
Salió a Tijuana, donde seguía ejerciendo como sacerdote.

14.- Peter (Pedro) García
Acusado por abuso sexual infantil mientras estaba bajo el mando de la arquidiócesis de Los Ángeles, California.
Se tienen indicios de que huyó a México.

15.- Javier Gutiérrez
El padre Javier Gutiérrez oficiaba como sacerdote en Alaska, huyó a México en 1988 después de haber sido acusado de abuso sexual infantil.

16.- Juan Francisco Hinojosa
El padre Juan Francisco Hinojosa fue acusado por abuso sexual a niños en Chicago, Illinois, donde oficiaba como sacerdote.
Se presume que huyó a México.

17.- Austin Meter Keegan
Fue arrestado en 1993 en Puerto Vallarta, Jalisco, donde estaba como fugitivo de las autoridades de California, acusado por los crímenes de abuso sexual.

18.- Antonio Muñoz
El padre Antonio Muñoz oficiaba en Stockton, California, y fue forzado a regresar a México luego de ser acusado por abuso sexual infantil.

20.- Xavier Ochoa
Xavier Ochoa era padre de la Arquidiócesis de Santa Rosa en Sonoma, California, cuando fue acusado de abuso sexual a niños en 2006 y escapó hacia México.

21.- Costellano José Pinal
El padre Costellano José Pinal oficiaba en Sacramento, California, cuando fue acusado por abuso sexual infantil.
Huyó a México.

22.- Eleuterio Ramos
En 2003 el sacerdote Eleuterio Ramos admitió ante las autoridades que había abusado sexualmente de 25 niños.
Confesó varios delitos, entre los que se incluía la violación masiva de un niño en un cuarto de hotel en San Diego, California.
Fue transferido a una parroquia en Tijuana, donde recibía mensualmente su paga proveniente de la arquidiócesis del condado de Orange, California, además de gastos de automóvil.
El padre Ramos murió el año pasado.

23.- Iván Rovira
Fue acusado y admitió haber violado un niño en Brownsville, Texas.
Después huyó a México, donde fue contratado por una universidad católica.

24.- Charles (Charly) Theodore Murr Letourveau
Está demandado por abuso sexual infantil.
Hasta donde la SNAP ha recabado información, trabaja en la Casa Hogar Francisco Javier, en Tepatitlán, Jalisco.

25.- Nemorio Villa Gómez
Enviado a México aun cuando pesaban en su contra acusaciones de abuso sexual infantil.

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A partir de que se ha conocido la verdad sobre los constantes e incensantes abusos cometidos por sacerdotes en Irlanda y Alemania –incluso en el tiempo en que Joseph Ratzinger, el actual papa Benedicto XVI, era responsable eclesiástico de esa región–, El Vaticano ha anunciado que en estos días hará una reflexión pública sobre los escándalos de abuso sexual cometidos en su seno.

Pero aunque se reconoció que este problema ha surgido en Holanda, España, Chile o Brasil, nunca se menciona a México.

José Bonilla, licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana, director general de Fundación de la Mano con la Justicia, ha asesorado más de 70 casos de abuso sexual y quien hasta hace unas semanas representaba legalmente a los hijos del padre Marcial Maciel, da una pista fundamental para entender por qué: “En México no existen registros de abuso sexual infantil por parte de curas pederastas; éstos siempre han sido protegidos por sus respectivas arquidiócesis, sin importarles el daño que puedan causarle a los niños y niñas que están cerca de ellos”.

Existen, dice en entrevista con emeequis, algunas demandas levantadas, pero las familias se ven presionadas por las mismas arquidiócesis y las retiran. “Yo no conozco ninguna demanda que haya tenido éxito, en donde se haya dictado una condena, que se haya declarado culpable o responsable penalmente por un delito de agresión sexual a un menor. Existen situaciones de complicidad, de corrupción, que rebasan al derecho porque éste protege a los curas por sobre todas las cosas”.

“México no se menciona, siendo uno de los países más problemáticos en esta materia, seguramente porque los informes que envían están incompletos o llenos de mentiras.
Por eso no se tiene un panorama amplio”.

Él conoce de cerca el caso del padre fundador de Los Legionarios de Cristo: “Yo invitaría al papa Benedicto a revisar el caso de Marcial Maciel, porque de los cinco obispos que se asignaron sólo uno está en México y es Ricardo Bátiz, de Tepic.
Se supone que el día 15 de marzo entregaron un informe concluyente con base en el cual el papa Benedicto tomará una decisión. No sé si en El Vaticano se considere un gran problema”.

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La revuelta que han causado en el mundo las recientes revelaciones sobre los delitos de abuso sexual cometidos por sacerdotes católicos en todo el mundo en contra de menores de edad está mostrando lo que al interior de la Iglesia se ha conocido desde hace muchos años, pero había sido intencionalmente ocultado por las jerarquías eclesiásticas.

El ocultamiento y la protección a los miembros de la Iglesia se ha basado en buena medida en lo establecido por la ley canónica, que establece que cada diócesis debe mantener un archivo con los registros de la información que le compete.

Estos archivos deben ser secretos si se trata de material sensible, es decir conductas sexuales impropias de los miembros de la iglesia. Como medida alterna han adoptado mecanismos de arreglos monetarios con las víctimas, intimidación y coerción para mantenerlos alejados de una demanda penal y protegerse del escrutinio público.

El padre Thomas Doyle, estudioso de la filosofía, del arte, de las ciencias políticas y la teología entre otras, doctor en Ley Canónica por la Universidad Católica de América, trabajó durante 18 años como consultor experto en más de 500 casos de abuso sexual cometidos por el clero, en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Nueva Zelanda, Australia e Israel, pero quizás su mayor aportación haya sido el haber hecho público un documento del que fue coautor, en el que se pone de manifiesto la magnitud del problema de pederastia dentro de la Iglesia Católica en Estados Unidos.

“The Problem of Sexual Molestation by Roman Catholic Clergy (El problema del abuso sexual cometido por el clero católico)”, del cual fue coautor, se envió a cada una de las diócesis de Estados Unidos el 8 de diciembre de 1985.

El estudio fue concebido con el fin de hacer un análisis exhaustivo de la situación de la Iglesia en ese país, luego del escándalo mediático suscitado por el caso del padre Gilbert Gauthe, quien pertenecía a la diócesis de Lafayette, Louisiana, y quien había abusado sexualmente de varios niños, con cuyas familias las autoridades eclesiásticas habían logrado acuerdos económicos; sin embargo, en 1984 una de las familias afectadas decidió llevar las acusaciones al plano legal y la prensa nacional se volcó sobre el tema.

A partir de esemomento la población se empezó a sensibilizar respecto al delito de abuso sexual infantil. A éste escándalo le siguieron varios, por lo que la Iglesia Católica no tuvo más remedio que analizar su situación y las dimensiones que podrían alcanzar.

El documento, The Manual como se le conoce en el medio, básicamente plantea una preocupación por las consecuencias financieras que la iglesia podría enfrentar (cosa que pasó) debido a la oleada de demandas que le iban a llegar.

Sin embargo, también expone la brutalidad de los casos registrados de abuso sexual a niños y las diferentes diócesis del país. Uno de los autores, el psiquiatra Peterson, apunta el camino que se debe seguir para detectar y tratar a estos depredadores sexuales. Como todos los documentos de esta naturaleza, en el manual se alerta sobre la importancia de trabajarlo con absoluta discreción, pues de llegar a manos fuera de la Iglesia se pondría a la luz una realidad llena de corrupción y tolerancia a actitudes perversas por parte de algunos de sus representantes.

Por supuesto, el documento fue desestimado y el resto es historia; hoy The Manual se encuentra en Internet.

* * *

El pasado 14 de marzo de 2010, Avennire, el periódico oficial de la Conferencia Episcopal Italiana, publicó una de las escasas entrevistas con un personaje acostumbrado a no salir demasiado a la luz pública: monseñor Charles J. Scicluna, cabeza de la temida Congregación para la Doctrina de la Fe y encargado de la investigación de los delicta graviora, los que la Iglesia considera los delitos más graves cometidos por el clero.

En la entrevista monseñor Scicluna reconoció, de manera sorpresiva, que durante los últimos 10 años se han examinado 3 mil casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, la mayoría de ellos en Estados Unidos.

–Es decir, ¿3 mil casos de sacerdotes pedófilos? –le preguntó el periodista Gianni Cardinale.

–No es correcto definirlo así. Podemos decir que, grosso modo, en 60 por ciento de esos casos se trata más que nada de actos de “efebofilia”, o sea, debidos a la atracción sexual por adolescentes del mismo sexo; en otro 30 por ciento de relaciones heterosexuales y en 10 por ciento de actos de pedofilia verdadera y propia, esto es, determinados por la atracción sexual hacia niños impúberes.

Los casos de sacerdotes acusados de pedofilia verdadera y propia son, entonces, unos 300 en nueve años. Son siempre demasiados, es indudable, pero hay que reconocer que el fenómeno no está tan difundido como se pretende.

–De los 3 mil acusados, ¿cuántos han sido procesados y condenados?
–Podemos decir que en 20 por ciento de los casos se ha celebrado un proceso penal o administrativo, verdadero y propio, que normalmente ha tenido lugar en las diócesis de procedencia –siempre bajo nuestra supervisión– y, sólo raramente, aquí en Roma.
Actuando así se agiliza el procedimiento.

En 60 por ciento de los casos, sobre todo debido a la edad avanzada de los acusados, no hubo proceso, pero se emanaron contra ellos normas administrativas y disciplinarias, como la obligación de no celebrar misa con los fieles, de no confesar, de llevar una vida retirada y de oración.

Hay que reafirmar que en estos casos, entre los cuales hubo algunos de gran impacto, de los que se han ocupado los medios de comunicación, no se trata de absoluciones.
Ciertamente no ha habido una condena formal, pero si a una persona la obligan al silencio y a la oración, será por algo.

–Nos queda por analizar 20 por ciento de los casos.

–En 10 por ciento de los casos, particularmente graves y con pruebas abrumadoras –responde monseñor Scicluna–, el Santo Padre asumió la dolorosa responsabilidad de autorizar un decreto de dimisión del estado clerical.

Se trata de un procedimiento gravísimo, emprendido administrativamente, pero inevitable. En el restante 10 por ciento de los casos los mismos clérigos acusados pidieron la dispensa de las obligaciones derivadas del sacerdocio que fue aceptada con prontitud.

Los sacerdotes implicados en estos últimos casos tenían en su poder material de pornografía pedófila y por eso fueron condenados por las autoridades civiles.

–¿Cuál es la procedencia de estos 3 mil casos?
–Sobre todo de Estados Unidos, que entre 2003-2004 representaban alrededor de 80 por ciento de la totalidad de los casos. Hacia 2009 el porcentaje estadounidense disminuyó, pasando a ser 25 por ciento de los 223 nuevos casos señalados en todo el mundo. En los últimos años (2007-2009), efectivamente, la media anual de los casos señalados a la Congregación en todo el mundo ha sido de 250 casos.

Muchos países señalan sólo uno o dos casos. Aumenta, por lo tanto, la diversidad y el número de los países de procedencia, pero el fenómeno es muy limitado. Hay que tener en cuenta que son 400 mil los sacerdotes diocesanos y religiosos en el mundo.

Esa estadística no se corresponde con la percepción creada cuando casos tan tristes ocupan las primeras planas de los periódicos.

1 se hicieron patos:

Anónimo dijo...

pues q infelices son todos, los q cometen el abuso y todos los q lo encubren, se salvaran de la justicia del hombre , pero nunca de la justicia divina. no merecen el perdon Dios ojala q un dia se haga justicia.